Mucho se habla actualmente de la calidad de la
clase política de nuestro país, especialmente en época de elecciones como este
año, que los políticos no saben hablar, que tienen poca diplomacia al tratar
ciertos asuntos pero no es primera vez que sucede y es probable que
no sea la última tampoco.
En Chile las campañas electorales han tenido
diversos matices, algunos violentos inclusive. Desde que comenzó la historia de
las elecciones en nuestro país un número reducido de la población tenía derecho
al sufragio básicamente los que podían leer y tener algún bien raíz.
No obstante ello si los resultados no eran buenos
para un bando, se recurría a las armas, como la célebre revolución de 1851
cuando asumía el mandatario Manuel Montt y las fuerzas del sur no aceptaron
aquello.
Un periodo oscuro dentro de la historia electoral
fue el parlamentarismo, no solo por la génesis violenta de esta etapa, sino que
el cohecho y la corrupción fueron pan de cada día y que la ciudadanía comenzó a
rebelarse por lo constantes abusos que cometían los políticos de entonces, uno
de esos gestos fue el recordado ruido de sables por parte de oficiales del
ejército descontentos por no ser tomados en cuenta por la clase
dirigente.
Durante el siglo XX hubo una madurez en los
partidos políticos pero siempre de la mano de la violencia de por medio, uno de
los episodios más recordados fue el último discurso del presidente Arturo
Alessandri el 21 de mayo de 1937. En ese momento y antes de hablar al pleno, un
manifestante ingresó con un arma y disparó al aire en medio de la conmoción de
los asistentes, para peor algunos parlamentarios insultaron a sus pares y
carabineros tuvo que retirarlos de la sala, uno de los detenidos era Gabriel
González Videla quien años después sería Presidente de Chile.
Como podemos apreciar, el contexto actual previo a
las elecciones parlamentarias y presidenciales dista mucho del pasado, de todos
modos la clase política actual debe cambiar mucho para que sea realmente
representativa.
Francisco Darmendrail.